De acuerdo con el presidente local de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), Paúl Ahumada Cervantes solo entre el 25 y el 30 por ciento de los restaurantes en Guasave cuenta con trampas de grasa.
La cifra evidencia el rezago que aún existe en el sector gastronómico en cuanto a la implementación de esta medida, cuya función principal es evitar obstrucciones y contaminación en el sistema de drenaje, especialmente en temporada de lluvias.
Ahumada Cervantes explicó que los nuevos establecimientos ya están considerando estas trampas desde su apertura y que su instalación representa una inversión accesible, que puede ir de los 5 a los 10 mil pesos, según el tamaño del restaurante y la cantidad de grasa que generan.
Si bien, actualmente no existe una regulación que obligue su instalación, el dirigente de la Canira en Guasave adelantó que ya hay un trabajo conjunto con las autoridades municipales para que, en el futuro, este requerimiento se incluya en el reglamento, como parte de una estrategia integral de saneamiento.
Finalmente, hizo un llamado a los restauranteros a no esperar a que la medida se vuelva obligatoria y a sumarse de manera voluntaria, subrayando que las trampas de grasa no solo benefician al entorno, sino también al funcionamiento interno de los negocios.
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